“Un perro muere abatido a tiros en Barcelona tras atacar a nueve personas”, ayer saltaba la noticia en algunos medios de comunicación. Noticias como ésta nos dejan con mal cuerpo a todos. Por un lado, a aquellos a los que nos gustan los animales nos da pena pensar en el final de la historia, tener que aceptar que hay veces que la muerte de un animal tenga que ser la opción válida. Por otro lado, aquellas personas que no tienen un especial cariño por los animales, o incluso que les tienen miedo, ven reforzada su opinión sobre los perros. Seguro que hoy, más de uno de ellos ha discutido con algún vecino a costa de esta noticia. Por otro lado, tenemos a las víctimas de los ataques y sus allegados. Evidentemente a todos ellos les mando un especial saludo y todo mi apoyo para que se recuperen lo antes posible y sin mayor secuela que la indefensión que deben sentir ahora por no haber podido evitar el accidente. Y por último, nos encontramos nosotros, los profesionales del sector. Muchos de nosotros conocemos, de primera mano, casos que perfectamente podrían haber sido, en un momento dado, el protagonista de una historia similar a la de ayer.
En etología clínica tratamos diariamente animales que manifiestan agresividad, siendo uno de los problemas de comportamiento más habituales por los que los propietarios buscan la ayuda de un especialista. Hay muchas formas distintas de agresividad, al igual que diferentes tratamientos según la causa que la origine, desde problemas orgánicos (dolor, alteraciones neurológicas, endocrinas, etc) hasta problemas de ansiedad, fobia o falta de socialización. Pero un factor común en la mayoría de los casos es que su aparición es gradual. Los perros que manifiestan agresividad presentan una cronología, una evolución que se va adaptando a las experiencias vividas día a día (o a la evolución de la enfermedad, en caso de tener alguna alteración orgánica).
Hay muchas formas distintas de escribir y contar esta triste noticia. La mayoría de los artículos que podemos encontrar hoy en la prensa destacan el hecho de que el perro estaba tipificado como “perro potencialmente peligroso” al ser un cruce de Pit Bull, recalcando el hecho de que el perro estaba suelto y sin bozal. Sin quitar razón a que la propietaria incumplía la ley, quiero destacar otro hecho, ningún perro se levanta un día, de repente, convertido en un asesino en potencia decido a atacar a nueve personas. Por esto, algo que hay que sacar en claro del incidente de ayer es que la frase “nunca es tarde” no siempre es cierta. Si tenemos un animal que reacciona de forma agresiva debemos buscar ayuda cuanto antes, empezando por nuestro veterinario para descartar enfermedades orgánicas, y acudiendo a un especialista para diagnosticar (tipificar) la agresividad de nuestra mascota y empezar el tratamiento cuanto antes.
– Enlace Noticia, Incidente de Barcelona: http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/nueve-heridos-por-perro-peligroso-barcelona-5567089