En más de una ocasión hemos dicho o escuchado frases similares a “Es normal que se aburra, el pobre pasa demasiadas horas solo en casa”. Pero, ¿es tan normal? ¿Debemos aceptar como algo normal que nuestra mascota se aburra?
Nosotros a menudo pasamos horas solos en nuestras casas, pero buscamos la manera de no aburrirnos; encendemos la tele, nos ponemos a navegar por internet en busca de noticias interesantes, leemos un libro, jugamos a algún videojuego, aprovechamos para avanzar en ese puzzle que llevamos meses para terminar… y un largo etcétera. En definitiva, tenemos diferentes formas de expresar nuestras inquietudes y realizar aquellos comportamientos que nos completan como especie. En cambio, nuestras mascotas no siempre pueden hacerlo. Todos sabemos que nuestra mascota necesita un comedero, un bebedero e incluso un sitio cómodo donde dormir. Pero muchas veces nos olvidamos de muchas otras cosas igual de importante para ellos. Nos olvidamos de convertir nuestro hogar en “el hogar de nuestra mascota”. Y esto es lo que se conoce como enriquecimiento ambiental.
Se puede decir que el enriquecimiento ambiental tiene su origen en los zoológicos, donde -desde hace décadas- se utilizan diferentes objetos como forma para «entretener» a los animales. Si alguna vez has ido a algún zoológico, seguro que recordaras que las jaulas ya no son habitáculos con rejas, sino que cada vez se van pareciendo más al hábitat natural de esos animales. A parte, quizás te llamó la atención ver algunos objetos no demasiado «naturales» como suelen ser neumáticos colgado de los árboles o cajas de colores por el suelo.
Los animales confinados en un espacio con baja estimulación son propensos a desarrollar problemas de comportamiento asociados al estrés como son las conductas compulsivas (el balanceo del oso en el zoo, o el perro que se persigue la cola en una jaula de una perrera). De hecho, el porcentaje de animales que manifiestan conductas repetitivas es uno de los indicadores de falta de bienestar más utilizados en animales de zoológico.
Ya en los años 40, en el Zoo de Zurich se empezaron a realizar estudios del efecto de la estimulación sensorial en los animales mantenidos en cautividad, sobre todo en relación a la calidad de vida y su repercusión en el bienestar animal. Estando demostrado que las técnicas de enriquecimiento ambiental ayuda a aumentar el bienestar animal.
Entonces, ¿en qué consiste exactamente el enriquecimiento ambiental y cómo se lleva a cabo?
Las técnicas de enriquecimiento ambiental consisten en respetar las necesidades etológicas del animal, adaptando el entorno donde vive para facilitar la expresión de aquellas conductas propias de su especie. De esta manera se facilita la adaptación de los animales a su entorno ayudando a la prevención o reducción de problemas de comportamiento.
Para llevar a cabo técnicas de enriquecimiento ambiental tan sólo necesitamos conocer las necesidades de nuestra mascota y pensar de qué manera podemos cubrir esa necesidad en nuestra casa. Fomentar conductas de rastreo y búsqueda mediante el olfato en perros, facilitar el acceso a zonas altas para los gatos, baños de arena para chinchillas, y hasta la rueda para hámster son técnicas o herramientas de enriquecimiento ambiental muy habituales, pero hay muchísimas más…
¿Qué tipos de enriquecimiento ambiental existen?
Existen muchas técnicas distintas de enriquecimiento ambiental, que podemos clasificarlas en los siguientes grupos:
- Enriquecimiento Físico. Cambios en el entorno físico del animal: camas, sustratos, escondites, lugares con sombra para los días de calor, zonas con vegetación para los caballos, etc.
- Enriquecimiento Sensorial. Técnicas o herramientas que permiten al animal desarrollar sus capacidades sensoriales (auditivo, olfativo, táctil, gusto y visual): música o sonidos ambientales, juegos de rastreo, incorporación de elementos con diferentes olores y texturas, acceso a ventanas, etc.
- Enriquecimiento Ocupacional. Elementos que fomentan los comportamientos de investigación y exploración: puzles, búsqueda de premios, etc.
- Enriquecimiento Alimenticio. Cambios y mejoras en la forma de alimentar a nuestras mascotas: cambios en la presentación, la frecuencia, el sabor y la variedad de los alimentos.
- Enriquecimiento Social. Facilitar la interacción con otros individuos, no sólo de su misma especie.
¿Cómo puedo saber cuál es la mejor para mi peque?
Antes de utilizar una técnica de enriquecimiento ambiental tenemos que pensar para quién la estamos diseñando. No sólo debemos tener en cuenta la especie animal, sino que también debemos tener presente la edad, la raza, los posibles problemas de salud o de conducta que tiene la mascota.
Un gato senior con problemas de artrosis no podrá saltar tan alto como un gato joven por lo que debemos tenerlo en cuenta a la hora de colocar estantes a los que queremos que suba. Un gato con miedo a personas no disfrutara tanto de las visitas e interacciones con otros. Para un perro con problemas de agresividad territorial puede no es conveniente facilitarle el acceso a ventanas donde pueda ver otros perros.
* Si tu mascota tiene alguna necesidad especial y tienes dudas sobre la idoneidad de alguna técnica de enriquecimiento ambiental, lo mejor es que consultes con tu veterinario.
Pero sin duda, la última palabra la tienen los peques. Una vez empezamos a utilizar diferentes herramientas de enriquecimiento debemos observar su reacción a los nuevos elementos. Ellos mismos nos dirán cuales les han gustado más y cuáles no.
Si quieres mejorar la calidad de vida de tu mascota, en las tiendas de animales podrás encontrar miles de artículos diseñados y adaptados expresamente para ellos. Pero con un poco de imaginación, nosotros mismos podemos diseñar muchísimos más e irlos adaptando a los gustos y necesidades de nuestra propia mascota. Así que manos a la obra. Da una vuelta por tu casa y piensa cómo volverla un poco más “enriquecida”.
¡Anímate a compartir con nosotros tus creaciones de enriquecimiento ambiental!